rodeada de una nube,
vestida de monje
me descubro en tu manto
de lumbre…
bañándote de pasión
así se me encuentro
cada día al insinuarte
en mi orbe.
murmurando cada alegría,
perseverando cada momento,
oculto en mí tacañería.
lo que tus labios necesitan?
¿quién sabe mejor
lo que tú significas?
¿quién sabe besar la luna
de tus días?.
callada y sumergida,
tú te alojas en mí,
en mi mente de almendra
plagiando caricias,
besando esquinas.
en cada longitud de tu cuerpo
sin límites directos,
donde tu voz queda dormida
grácil y versátil así me dominas.
que navega en mis islas,
que se encadena en mis caderas,
que se revela en mi cintura
y se sitúa en la aventura
de dejar este amor sin censura.
de la locura,
abreviando tu extensa mirada
perdida en el horizonte,
abreviando lo que aún
existe de tu nombre.